Uno de los principales problemas de la Región de Murcia y que ejerce un impacto social y económico significativo es la degradación de la laguna litoral del Mar Menor.
Distintos factores han influido hasta el día de hoy en ello y aún después del Pacto por el Mar Menor, en el que participan más de treinta organizaciones de diferentes ámbitos, no se han sabido encontrar soluciones al constante proceso de degradación ocasionado por contaminantes procedentes de la actividad agrícola y urbanística de las últimas décadas.
Problemas ambientales en el Mar Menor
Desde el punto de vista social, se ha generado un aumento de la concienciación ambiental que se refleja en una menor tolerancia a las consecuencias de estos tipos de problemas ambientales.
La Fiscalía ha dispuesto 37 investigaciones sobre denuncias a personalidades políticas y empresarios agrícolas vinculados directamente a la contaminación del humedal. Pero las sanciones disuasorias han resultado, hasta ahora y en el mejor de los casos, irrisorias.
Las organizaciones ambientales están denunciando desde hace años la ausencia de normativa y su escaso cumplimiento debido, aseguran, a la desidia de la administración regional.
El Comité científico del Mar Menor se ha vuelto inoperante debido a la dimisión de tres profesoras universitarias: Rosa Gómez, del Departamento de Ecología e Hidrología de la Universidad de Murcia; Francisca Giménez, del Departamento de Ciencias del Mar y Biología Aplicada de la Universidad de Alicante; y Julia Martínez, Directora Técnica de la Fundación Nueva Cultura del Agua y miembro del Observatorio de Sostenibilidad de la Región.
Y la situación se ha agravado desde la dimisión del profesor de Ecología de la Universidad de Murcia, Miguel Ángel Esteve.
Según afirman las organizaciones ecologistas, el gobierno regional siempre ha mirado hacia otro lado soslayando las causas últimas de la degradación del Mar Menor: la actividad agraria, el crecimiento urbanístico y el aumento indiscriminado de las infraestructuras turísticas.
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