Por desgracia, las conclusiones no podían ser peores. La prestigiosa revista médica “The Lancet” ha realizado una publicación mediante la cual un estudio determina que la contaminación resulta más letal que la guerra.
Los expertos, encabezados por Philip Landrigan, epidemiólogo, decano en la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinai en Nueva York, de salud global y principal autor de dicho estudio, han obtenido los siguientes resultados. Y realmente son devastadores.
Resultados de un estudio que determina que la contaminación resulta más letal que la guerra
Es la causa de una de cada seis muertes a nivel mundial
De tal modo que resulta más mortífera que las grandes enfermedades. De hecho, mata más que la tuberculosis, la malaria y el SIDA juntos.
La contaminación ambiental acaba con más vidas anualmente que las guerras
El problema es que la polución se encuentra en el aire, en el agua, en la tierra… En todo aquello que nutre y que el ser humano necesita para sobrevivir. ¿La consecuencia? Que ni todas las guerras y la violencia del mundo resultan tan letales como la contaminación.
La contaminación provoca más muertes que el tabaco, los desastres naturales y el hambre
Eso, aunque el hambre y el tabaquismo son dos de las causas principales de mortandad. De hecho, con los desastres naturales también se producen un gran número de fallecimientos. Sigue en cabeza la contaminación.
Provoca una de cada seis muertes de forma prematura
Estos son los resultados que se obtuvieron en 2015 a nivel mundial. De tal modo que la cifra es terrible. Aproximadamente unos nueve millones de personas murieron prematuramente por exposición tóxica.
El coste de las enfermedades y las muertes por contaminación es desorbitado
Al ser tan elevado el número de enfermos y muertos por esta causa, conlleva que se hayan producido unos gastos que equivalen al 6,2% de la economía mundial. Es decir, la contaminación provoca unas pérdidas de 4.600 millones de dólares al año aproximadamente.
Este estudio demuestra por tanto que realmente la contaminación resulta más letal que la guerra. Aunque todavía estamos a tiempo de ponerle solución.
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